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El espresso

La degustación del espresso requiere captar la atención de los sentidos durante un corto, pero intenso, periodo de tiempo.

Esta bebida icónica que obtenemos después de extraer, con una cafetera a la que da nombre, los compuestos solubles contenidos en una pastilla de café que previamente hemos molido y prensado adecuadamente.

Para ello la cafetera espresso aplica, sobre dicha pastilla, un caudal de agua de alrededor 90ºC, con una presión en torno a 9 bares durante un tiempo de entre 20 y 30 segundos.

Esta potente bebida, que concentra los aromas y sabores del café arrastrados por el agua, está lista para ser bebida con cierta inmediatez.

Su premura en ser bebida no impide que sea degustada adecuadamente de la manera que sugerimos en este artículo.

Antes de beber el espresso fijémonos en unos pequeños detalles

Esta bebida requiere para ser disfrutada como lo merece, que pongamos atención al más mínimo detalle en su elaboración.

Esto nos dará idea de la pericia que ha tenido el barista a la hora de elaborar y presentarnos la taza.

Elaborarlo y servirlo es todo un arte.

¿Ya tenemos en nuestras manos una taza de esta penetrante bebida?

¡Ojo avizor, pues, a lo que a continuación pautamos!

Es conveniente que toquemos la taza y cercioremos que no está fría.

Una taza fría es indeseable, pues enfría el espresso y nos va a sobresaltar cuando nuestros labios sientan que las paredes de la taza están a una temperatura que no esperamos.

Produce un efecto que no agrada y ya nos va a condicionar nuestra experiencia con ese café.

Simplemente este detalle hace que la bebida no esté en las condiciones óptimas para degustarlo y es motivo para hacer un nuevo espresso.

Pero, ahora sí, calentando antes la taza.

Otro aspecto que tenemos que observar en el espresso es su crema, que ha de cubrir toda la superficie de la bebida.

La crema de un buen espresso es de color avellana pudiendo tener la presencia de vetas atigradas.

Y es que la crema es uno de los elementos del espresso que nos aporta más información sobre la preparación de la bebida.

Ahora tomamos una cuchara y removemos el espresso creando turbulencias.

Un rasgo que nos indica que posiblemente estemos ante un buen espresso es que la crema se disperse mientras damos vueltas con la cuchara y al detenernos, la crema se contraiga y vuelva al estado inicial.

Ya tenemos, sin haber olido ni bebido el espresso, una información previa sobre el estado de una elaboración de espresso.

La degustación del espresso en nariz y boca

Después de la valoración visual que hemos hecho al espresso damos paso al sentido del olfato.

Tomamos la taza y nos acercamos lentamente la taza hacia la nariz.

Y detenemos la taza en el punto en el que ya empecemos a detectar el aroma.

Este aroma ha de ser limpio, sin olores a quemado, humedad, químico.

En definitiva, el aroma nos tiene que invitar a llevárnoslo a la boca.

Hasta aquí ¿todo bien?

Continuemos entonces porque llegamos al sentido del gusto.

Y aquí lo primero que hacemos es mojarnos los labios con la crema, de manera que podamos apreciar su oleosidad.

Hemos llegado al momento del sorbo, que tiene que ser lo suficientemente generoso como para bañarnos durante unos segundos la boca.

Dejemos que el café impregne todos los rincones de la boca, de manera pausada. No es más que saborearlo.

Y tragamos.

¿El espresso está que arde?

No tiene que quemar.

Es una bebida que, una vez nos la sirven, podamos empezar a beberla sin que nos cause heridas.

Un café demasiado caliente puede ser seña de sobre extracción, lo que va a provocar que en la bebida predomine un amargor no deseado.

¿Qué tenemos que notar en la boca cuando hemos bebido un café espresso?

La sensación que nos tiene que quedar en boca después de beber un café espresso es de limpieza y frescor.

Obvio, que nos puede quedar un retrogusto del café (un sabor prolongado) pero en absoluto nos tiene que haber dejado la boca acartonada, dormida o con sabor a quemado o ceniza.

Estamos convencidos que después de haber leído este artículo, el espresso lo disfrutarás de otra manera.

¿Quieres contarnos cómo ha sido tu experiencia con el espresso, cuál es tu momento favorito para disfrutarlo y qué lugar?

Escríbenos, porque nos encanta que lo compartas con nosotros.

Te leemos.

¡Buen provecho!

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