Senibeti

14,50€
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Senibeti es accesible e intuitivo, dos cualidades que aprecio en los cafés de un origen de la complejidad, por su riqueza, como es: Etiopía.
Senibeti es un café que te lleva de la mano a partir de una fragancia fresca con tonos a la flor de la hierbabuena, un cuerpo medio alto de textura tersa, y una excelente melosidad que no requiere de esfuerzo para encontrar acomodo en el paladar.
Sugiere notas a granada, con base a caramelo y chocolate y fondo de regalíz.
Destaco, además, su nobleza y versatilidad a la hora de elaborarlo en diferentes cafeteras, puesto que se presta a la cafetera italiana, espresso, filtro y súper automática.
Es agradecido para beber tanto solo como con leche o bebidas vegetales.

Autóctona de Sidamo

2100 msnm

Etiopía

250g

+84,75

Lavado

Autóctona de Sidamo

2100 msnm

Etiopía

250g

+84,75

Lavado
Un café de la región de Sidamo.
La región de Sidamo limita al este con las grandes regiones de Arsi y Bale y por el oeste con la región de Gamofoga. En ellas se cultiva también algo de café, considerándose parte del Sidamo por compartir las características básicas de estos.
La región de café de Sidamo yace en el valle del Rift, que atraviesa Etiopía y Kenya. El paisaje es exuberante y verde.
Los cafés de Sidamo presentan una amplia gama de sabores, produciendose multitud de grados de cafés lavados y naturales en este territorio. Y es que la variedad de tipos de suelo, microclimas y especialmente las incontables variedades heredadas convierten a Sidamo en un caleidoscopio de sabores. Es por todo ello muy difícil hacer una única descripción de los cafés de esta región, sin que inmediatamente nos encontremos frente a un perfil completamente diferente al descrito.
El café Senibeti crece bajo la sombra de los árboles del bosque y sus cerezas han sido seleccionadas manualmente.
El café en Etiopía.
Etiopía es la cuna del café, el 5º país productor de café a nivel mundial y a día de hoy es conocido por producir algunos de los mejores cafés del mundo.
Hasta la fecha los científicos han reconocido 37 variedades de las cuales 34 son naturales. Cada variedad es específica y lleva el nombre de la zona en la que crece.
Aquí, los cafetos no han sido plantados, seleccionados o manipulados, simplemente nacen en el bosque como lo han hecho en los últimos 1.000 años.
Es decir, gracias al “gato de algalia”, las aves que se alimentan de las cerezas o a partir de los granos que caen al suelo.
Lo único que hacen los agricultores es quitar las malas hierbas una vez al año para facilitar la recolección de los granos y seleccionar los árboles a fin de lograr la sombra adecuada y que la luz solar sea la precisa para el cafeto.
Por lo general, el café en Etiopía es producido por pequeños caficultores.
Donde los miembros de la familia se encargan del cultivo y recolección de la cereza del café.
Cada caficultor crean sus plantas utilizando su propio “árbol madre”, que es aquel que existe en sus tierras o en un bosque cercano desde muchos años atrás.
Este carácter autóctono de las variedades etíopes unido al resto de factores que influyen en el cultivo del café (climatología, altura, características del suelo, etc.) hacen que encontremos notables diferencias de perfil sensorial entre los cafés etíopes de diferentes regiones e incluso dentro de una misma región.
En los cafés de Etiopía, la naturaleza demuestra que sólo la materia prima y un cuidado bastante racional puede tener como resultado algo único.